EL VALOR DE LA EXCELENCIA PERSONAL
La excelencia personal es un proceso de mejoramiento continuo y armónico de toda las facetas y dimensiones del ser humano (corporal, espiritual, mental y socioafectiva).
Por ser un proceso que no acaba nunca, se requiere de un mejoramiento continuo donde se debe adquirir nuevos hábitos positivos y desechar hábitos negativos.
Esto lleva a hacer las cosas lo mejor que se pueda, dedicar todo el esfuerzo y energía a cada tarea y a cada relación interpersonal, según las posibilidades y aptitudes que cada persona posea; es diferente del éxito o del triunfo.
Practicar la excelencia personal no es tratar de ser mejor que los demás. Sino tratar de dar lo mejor de sí; es el esfuerzo guiado por un propósito noble y humano.
ACCIONES PARA PRACTICAR LA EXCELENCIA PERSONAL
- La excelencia comienza con un conocimiento realista de uno mismo: fortalezas y debilidades.
- No hay excelencia sin exigencia. No hay calidad personal sin esfuerzo. Vencer la pereza y la comodidad es el inicio de la excelencia.
- Sea sincero con usted mismo: no confunda lo que es con el que le gustaría ser. Pregunté a los demás cómo lo ven, ello ayudará a conocerse mejor.
- La agresividad, los complejos, los miedos, las manías, van minando la propia seguridad.
- La envidia y el orgullo son autodestructores de la excelencia.
- Dos síntomas de autoestima inapropiada: mirar a los demás con aires de superioridad y la falta de confianza en uno mismo.
- La excelencia es el convencimiento de que, con la ayuda de Dios y de las demás personas, unidos al esfuerzo personal, puede ser mejor cada día.
Boletín-MFP-DRH 05-2007
El que tiene fe en sí mismo no necesita que los demás crean en él.
Cervantes.